Friday, October 27, 2006

Historias infames...


Una argentina llamada María Cristina Ravazzola escribió un libro que lleva por título "Historias infames: los maltratos en las relaciones". Describe en él "las condiciones que se demuestran necesarias en la interacción familiar violenta". Con el debido respeto para con la autora, transcribo a continuación estas cinco condiciones. Después de cada una, encontrarán dos ejemplos que denomino, simplemente, "Ejemplo 1" y "Ejemplo 2" pero que provienen de la vivencia de dos mujeres que conozco y quiero bastante.

"1. Distintas formas de invisibilidad de las indignidades. Todos nos acostumbramos a ciertas formas de maltrato. Por ejemplo, toleramos modales desatentos de empleados de los que dependemos en algunas situaciones, o a quienes "comprendemos" porque argumentan estar cansados o enojados por algún contratiempo. y, con el tiempo, ni siquiera registramos incomodidad frente a ese tipo de trato.

En niveles más amplios, es notable el aporte hecho por las autoras feministas en el tema del "invisible" trabajo doméstico y del "invisible" trabajo de la crianza de los hijos. Estas tareas no son reconocidas como tales ya que no entran en los índices de producción de la sociedad mercantil. Pero en su mayor parte, tampoco son reconocidas como tales por las propias actoras. Para ellas también su propio esfuerzo se vuelve "invisible".
"

Ejemplo 1: Mi (ex)esposo sostenía que ninguna de las cosas que se "hicieran bien" merecía algún tipo de reconocimiento. Hay que trabajar duro, limpiar la casa, ganarse el pan, consentir al otro, hablar los problemas... lo que sea que signifique vivir, sin importar el inmenso esfuerzo que pueda significar cada cosa. Nada de lo que sea haga bien tiene mérito. Es lo que hay que hacer y punto.

Ejemplo 2: Sin ir más lejos, mi esposo amanece de mal humor y yo hasta lo justificaba frente a mis padres "no le hagan caso, es que no durmió bien" o "no, él siempre es así en eso..." Igual lo asumía yo "pobrecito... es que debe estar cansado, harto, molesto, complicado, etc, en el trabajo" Sin contar que, de paso, no valora lo que hago por él sino lo que él me manda a hacer y yo, por inapetencia o por olvido, no hago. Léase, no valora que le lavo la ropa de montar en bici cada día sino que dejé los pimentones en la bolsa en el piso de la cocina.. .claro, pero yo me ocupé de la cena, de lavar 2 lavadoras más de ropa a una velocidad de 2 horas por cada carga y que se la doblé y hasta se la guardé... porque sino, me la pone en mi lado de la cama y él se tira a dormir.

"2. Mistificaciones que proveen disfraces a renuncias y resignaciones. Son formas idealizadas de definir funciones sociales que se vuelven entonces una meta por alcanzar para recibir el aplauso de los demás y, a la vez, se convierten en lugares sociales incuestionables. Las conductas característicamente mistificadas son las correspondientes al altruismo y la abnegación, como las maternales o las relacionadas con servicios (enfermeras, maestros, médicos, asistentes sociales, y otros). También el amor, o la protección, fuera de la contextualización histórico-social, entran en el mundo mistificado."

Ejemplo 1: La verdad es que yo relaciono esto con mis propios deseos de "ser buena", de cumplir con los preceptos católicos aprendidos en el colegio de monjas y con la moralidad severa de mi familia materna.

Ejemplo 2: De estos? Me abundan los ejemplos! la "consentidora" que le hacía su comidita favorita... todavía le hago los sandwiches en la noche para que se los lleve al trabajo y me elogia por hacérselos "es que por eso me gusta que me hagas tu los sandwiches y no hacerlos yo, porque tu los haces con cariño y te quedan divinos". como no tengo gratificación alguna por algún lado, cuando me elogia esas bobadas, me hace sentir importante... o me hacía. Decidí no hacerle más caso. Cuando se fisuró la muñeca y el meñique derechos me volví su enfermera y psicóloga.. .la que mediaba sus crisis de frustración, lo empujaba a seguir, le hacía la ropa y lo bañaba era yo...
Más claro, imposible. Lo de la fisura fue en marzo de este año... ya para junio me sentía yo totalmente insatisfecha y muy deprimida.

"3. Ambivalencias y ambigüedades en los mensajes, para asegurar que no se perturben los consensos. Este aspecto comunicacional es, en realidad, muy amplio. Abarca todas las formas disponibles para disminuir nuestro compromiso en el nivel de las interacciones. Puede implicar un uso del lenguaje verbal y de la acción con un sentido opuesto al esperable, una anulación, en los distintos tramos del discurso, de cualquiera de sus componentes, etc. Los ejemplos son interminables: incluyen todas las formas de paradojas, negaciones y contradicciones, así como elementos relacionales bien delimitados y corrientes, como las protestas, las quejas, algunos modos de peleas, triangulaciones, etc. "


Ejemplo 1: Mi (ex)esposo me acusaba muchas veces de "ser egoísta". Otras veces me acusaba de "vivir para complacer a los demás". Un día me di cuenta de que ambas cosas eran incompatibles y se lo dije. Él dijo que a mi me gustaba recibir el reconocimiento externo, por lo tanto, yo complacía a los demás y me dejaba de lado a mi misma porque era una egoísta. La verdad es que sus argumentos, normalmente sólidos, aplicaban cuando le convenía. Cuando las contradicciones fueron tan numerosas que se le salieron de las manos, comenzó a decir simplemente: "cada caso es diferente", dejando leer entre líneas que la bruta era yo por no saber qué afirmación aplicaba en cada contexto.

Ejemplo 2: Me sobran los ejemplo y no me voy a ir muy atrás: el sábado pasado fuimos a la biblioteca a buscar Cd's. Se me cayeron los que tenía en la mano por agarrarle unos a él. En vez de agacharse a ayudarme, se quedó viendo como yo recogía el reguero, le pedí que me ayudara y resopló mientras se agachaba, me dió los cd's en la mano y me dijo "y agárralos! usa las manos!" En la cotidianidad, cuando friego los platos, siempre me dice "y no vas a limpiar las hornillas de la cocina? el que friega, limpia la cocina." El otro día fregó él y le dije "y no vas a limpiar la cocina? el que friega limpia la cocina, tu lo dices siempre." y me dijo "si, pero estoy cansado y no quiero hacerlo...

"4. Descalificaciones del interlocutor perturbador: distintas maneras de rotular al otro y, por lo tanto, de quitarle valor a su mensaje (así operan las designaciones patológicas, como loco, histérica, etc, o las ideológicas como comunista, feminista, etc )"

Ejemplo 1: La lista es larga. "tú no piensas", "egoísta", "es que tú nunca pones atención", "yo, en cambio, no necesito que nadie me diga lo que tengo que hacer", "eres una mentirosa", "no te creo", " no confío en ti", "hasta Fulana (su esposa anterior) era mejor que tú, pues ella al menos se ocupaba de la casa", "nada te importa". Por otro lado, mi autoestima se sustentaba en mi éxito académico y profesional. Pero él me convención de que claro, en un lugar como mi país en el que las exigencias eran mucho menores que en el resto del mundo, yo era "tuerto en tierra de ciegos". Es decir, descalificó a mis calificadores.


Ejemplo 2: Creo que aquí si hubiera valido lo de los comentarios a terceros. Además de su "tú nunca haces lo que yo te digo, sino lo que te da la gana" cuando no le obedezco a pies juntillas y salgo del sótano al patio a botar en la tanquilla del patio el tobo de agua con 10 litros de agua a medio grado de temperatura. El saca el agua de un tobo en el sótano y la sube por unas escaleras, de la entrada del sótano, por la cocina, hasta el patio. Sin hacer regueros porque se molesta, he de sacarlo yo y congelarme a medio grado de temperatura. Sin mayor comentario al respecto...

"5. Formas de encierro en pertenencias: si alguien pretende hacer un movimiento, recibe acusaciones de deslealtad o egoísmo, u otros modos de presiones cohesivas que atentan contra las autoafirmaciones."

Ejemplo 1: Era muy efectivo siempre que usaba aquello de "tú te rindes a la primera dificultad", porque era algo que no me perdonaría a mi misma. También usaba la relación de mis padres como referencia. Cuando yo quería respirar un poco (nuestra relación era muy asfixiante), me preguntaba si es que acaso yo quería tener una relación como la de mis papás, donde "cada uno anda por su lado".

Ejemplo 2: Mi esposo me dice que no me puedo rendir, que juntos vamos a buscarme un empleo (que no hace sino buscar 2 direcciones en internet y me dice "si te interesa algo de allí, a vísame que te los vengo a traducir. voy a ver televisión". Pero si me interesa algo es porque entendí de qué se trata el asunto, no? si no entiendo, qué me puede interesar?) y como sabe, porque yo misma lo he dicho, que todavía no me adapto y tengo que seguir luchando y de paso sabe que no me gusta rendirme a la primera, me deja con eso en la cabeza. Cuando le digo que estoy triste y que me pega mucho todo me dice "te quieres volver a tu país? ya no me quieres?" y me chantajea con cosas así...

2 Comments:

At 12:25 PM, Blogger Dinia Solano said...

Hola, la verdad, muy interesante el blog. Las mujeres nos vamos acercando con tanta facilidad a relaciones dependientes y nocivas con los hombres por nuestra socialización.
Por dicha hay esperanza de cambiar, pero a un costo muy alto: años de sufrimiento y sacrificio de nuestra personalidad. En este momento me pregunto ¿por qué no podemos tener relaciones sanas con nuestras parejas? O ¿por qué no podemos ser felices sin estar casadas con un hombre? Bueno, esto en el inicio de la adultez.

Nota importante: unas de mis amigas han notado que entre las parejas de novios jóvenes profesionales, el hombre es que más presiona para que se casen, las chicas no tienen muchas ganas pero aceptan para no perder a su novio.

Saludos y las invito a visitar mi blog.

 
At 4:56 PM, Anonymous Anonymous said...

al leer estas palabras solo me confirma que todos los hombres y matrimonios del mundo son exactamente iguales y no se que debamos de hacer para cambiar yo vivo en,las mismas circunstancias. adio.

 

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