El origen de la desesperación
Tal como puede deducirse, desesperación significa "pérdida total de la esperanza".
Hay una frase de Inés que no ha parado de darme vueltas en la cabeza desde que la escuché por primera vez. Hablando de su ex, dice: "él no me hizo nada que yo no me dejara hacer". Mi buen amigo BL me dijo la primera vez que me vio interactuando con mi propio ex (en la época en que aún no era ex): "la culpa no es del que mete el dedo en la boca, sino del que deja que se lo metan".
Inés y yo tenemos un expediente conyugal con bastantes similitudes. Después de tanto simiamor, yomeocupo y nomecuestanada, el trabajo productivo y doméstico se desproporcionó quedándonos nosotras con la mayor parte. Nos dedicamos vehementemente a convencer a nuestras parejas de que podíamos (y debíamos) procurarles felicidad a cualquier precio. La felicidad de ellos tuvo un costo alto: la nuestra. Cuando nos dimos cuenta que no íbamos a poder ser felices ahí adentro, de que nunca íbamos a tener un trato digno, cuando perdimos totalmente la esperanza, nos desesperamos.
No es que quisiéramos deliberadamente sabotearnos a nosotras mismas. Hicimos lo mejor que pudimos pero, cada quien con su historia, fue entrenada para olvidarse de las necesidades propias y satisfacer las de los demás. Por suerte, con el tiempo renunciamos a olvidar ciertas cosas... especialmente aquello que nos hace felices.
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